Los servicios de Inteligencia Artificial (IA) son soluciones tecnológicas que permiten a las organizaciones, empresas y personas a utilizarlas espontáneamente, casi como un juego. Si tienen capacidades desarrolladas al efecto, se pueden obtener más beneficios; crear aplicaciones operativas y/o productos inteligentes y vanguardistas de manera rápida y eficiente. Estos servicios pueden incluir una variedad de funcionalidades, como el procesamiento del lenguaje natural, búsqueda, supervisión, traducción, voz, visión y toma de decisiones.
Como mencionamos, los servicios de IA son herramientas poderosas que permiten a las empresas aprovechar la potencia de la inteligencia artificial sin tener que desarrollar sus propias soluciones desde cero y cuando lo hacen podemos asimilar a personas, empresas y organizaciones como “consumidores” y “prosumidores”.
También tenemos a las empresas y organizaciones estatales que van más allá de la simple adopción y uso de los servicios de IA. Se dedican a la exploración, creación y desarrollo de proyectos y servicios propios de IA, y llevan estos proyectos a una producción regular, son los “productores”.
En consecuencia, podemos definir tres tipologías principales de personas y organizaciones usuarias en función de cómo asumen el uso de los servicios de IA y la disponibilidad de financiamiento, datos para entrenar a la IA y sus conocimientos:
- Consumidores: utilizan los servicios de IA tal como se les ofrecen, sin realizar ninguna modificación significativa. Se benefician de las capacidades de la IA, pero dependen en gran medida de los proveedores de servicios para las actualizaciones y mejoras.
- Prosumidores: toman diversas soluciones de IA y las componen para crear una solución propia. Esto les permite personalizar la funcionalidad de la IA para satisfacer sus necesidades específicas, pero aún pueden depender de los proveedores de servicios para algunas funcionalidades.
- Productores: Se dedican a la exploración, adopción y desarrollo de proyectos y servicios propios de IA, y llevan estos proyectos a una producción regular. Estas empresas están a la vanguardia de la tecnología de IA y suelen tener un equipo interno dedicado a la investigación y el desarrollo.
Las personas usuarias, en forma individual, es poco factible que puedan escalar de consumidores a prosumidores; tanto por las inversiones necesarias (hardware y software); los recursos digitales disponibles (fuentes de datos); como por la diversidad de conocimientos de ciencias y/o disciplinas, que se deben ejercer coordinadamente.
Las organizaciones públicas, las empresas e incluso las comunidades de interés en IA si podrían escalar de consumidores a prosumidores, e incluso algunas de ellas nacen para ser o se hacen productores. Este pasaje de la tipología de consumidor, a prosumidor y a productor requiere que dispongan principalmente del presupuesto, que les permita tanto adquirir los servicios y/o la infraestructura tecnológica, como disponer en sí o adquirir grandes volúmenes de datos digitales (texto, alfanumérico, imágenes, fotos, videos, voces, etc) y también formar y/o contratar a profesionales con las competencias suficientes en todo el ciclo de vida de la IA.
Cada una de estas tipologías tiene sus propias ventajas y desventajas, y la elección entre ellas depende en gran medida del contexto y objetivos específicos de cada persona u organización.
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