Los mejores aprendizajes y las lecturas más placenteras son el clímax de una buena Experiencia de Usuario ¿lo sabías? Para comprenderlo mejor, comencemos recordando que la Experiencia de Usuario o UX:
- comprende todas las percepciones y emociones de una persona al interactuar con un producto o servicio
- depende de la relación de tres elementos: Usuario, Contexto y Producto
- incide en la calidad y en el éxito o el fracaso de un producto/servicio
- abarca todo el proceso de la interacción desde que el usuario o usuaria se da cuenta que necesita y busca un producto/servicio hasta que lo encuentra, adquiere y disfruta y comparte su grata experiencia. O bien, se frustra, abandona y comparte su negativa experiencia.
Aquí vale la pena aclarar que la UX comprende las experiencias y vivencias de las personas producto de sus interacciones con elementos y contextos tanto analógicos como digitales. En este artículo en particular, siguiendo la línea del blog, nos enfocaremos al plano digital.
Ahora bien, analicemos el ecosistema clásico de la Experiencia de Usuario pero esta vez aplicándolo a los procesos de lectura y aprendizajes mediados por las TIC:
- Tenemos ante nuestra vista una comunidad diversa de usuarios y usuarias -en nuestro caso lectores, lectoras y aprendices- con diferencias en sus capacidades, preferencias, motivaciones y hábitos tecnológicos que hay que conocer, comprender y considerar
- A su vez, cada usuario y usuario de esta comunidad pertenece a contextos diversos con particularidades que marcan e influyen en los procesos: brechas en el acceso a redes y dispositivos, diferencias sociales y culturales y no olvidemos, los marcos políticos y normativos en todos los niveles
- Los miembros de esta comunidad interactúan con recursos digitales variados compuestos por códigos informáticos y contenidos textuales-multimedia. Sobre estos últimos en especial, tenemos la responsabilidad de involucrarnos mediante algunas acciones específicas: evaluar, elaborar, optimizar, estructurar la información y los contenidos digitales
Si graficáramos lo anterior, tendríamos un esquema así:

Como vemos, tanto en el esquema tradicional de la UX como en éste que hemos analizado, surge como figura central el usuario o usuaria con sus percepciones y experiencias en relación con un producto/servicio determinado. La satisfacción y la felicidad de los usuarios y usuarias inciden directamente en el éxito o en el fracaso de ese producto o servicio y por ende, en su permanencia en el tiempo y su valoración por dentro y fuera de la institución.
Si trasladamos este esquema de la UX a la biblioteca o al aula comprenderemos qué tan importantes son las emociones que experimentan lectores y estudiantes ante una lectura o un recurso de aprendizaje y qué tan necesario es brindar oportunidades de vivir experiencias positivas en esa interacción.
Llegado a este punto me surgen estas preguntas alternativas:
- ¿Son importantes solamente las experiencias, percepciones y vivencias de los usuarios y usuarias? ¿O nuestras percepciones y emociones vividas, como actores promotores de esos procesos, también inciden en las experiencias de usuario de integrante de la comunidad?
- Entonces, ¿será necesario que nos ocupemos además de nuestra propia felicidad y gratificación en esos procesos de promoción de la lectura y motivación de los aprendizajes?
Te dejo pensando. Si te ha interesado el tema, ponlo en un comentario y escribiremos más entradas…