A nadie escapa que estamos ante una infancia radicalmente diferente a las anteriores; por eso muchas veces nos cuesta interpretarla, educarla, protegerla y contenerla.
Desde el lugar que estemos, necesitamos conocer sus expectativas, sus lenguajes y sus códigos para poder mejorar nuestro acompañamiento y nuestra comunicación. De esta manera podremos disfrutar entre todos de unas tecnologías digitales seguras, provechosas y solidarias.

Los niños y niñas actuales nos sorprenden con una predilección tal por los dispositivos tecnológicos que nos pareciera que los han traído incorporados al nacer. Son los llamados niños y niñas digitales, o niños y niñas de las pantallas… Por cierto una infancia que tanto nos maravilla como nos asusta un poquitín… ¿O no?
Estos niños y niñas tienen algunas características comunes y aunque no tengan acceso fluido a los dispositivos:
- manifiestan gusto por las tecnologías, especialmente las redes sociales
- viven la realidad off-line en simultáneo con la on-line
- mantienen comunicaciones digitales fluidas con sus pares y también con adultos, aún aquellos que no pertenecen a su entorno
- vivencian modos comunicativos emergentes respecto de los niños y niñas anteriores
- gustan realizar varias tareas y procesos virtuales a la vez (leer, mirar, escuchar, descargar, compartir, filmarse, fotografiar, opinar, votar), mediante múltiples dispositivos y en múltiples lenguajes
- a raíz de ello, estos niños y niñas dejaron de ser vistos solo como consumidores a usuarios elaboradores de contenidos o sea prosumidores. Por cierto, que la información que proveen, aún sin darse cuenta, es ampliamente valorada y utilizada por las empresas del mercado
- en sus comunicaciones se suelen mostrar impacientes y con deseos de inmediatez, sobre todo en las redes sociales
- también tienen compulsión a socializar sin pudor ni prudencia, sus vivencias y las de terceros, aún las privadas. Este afán de socialización los coloca en especial riesgo y desprotección ante los acosos y abusos que muchas veces trascienden la virtualidad
Tenemos entonces una infancia con:
- mayores posibilidades de educación, entretenimiento, socialización, información y comunicación que los anteriores
- pero también con riesgos diferentes: dependencia tecnológica, acosos, trastornos sicológicos y mentales por sobreestimulación y sobreinformación y también, enfermedades derivadas del sedentarismo, tales como obesidad infantil, hipertensión y diabetes.
Ante este escenario y con el desafío de proveer los medios que atiendan los derechos y deberes de las niñas y niños relacionados con las TIC, les sugiero leer el Decálogo UNICEF: los e-derechos de los niños y las niñas (página 8). En él se hace hincapié a la importancia de promover un uso seguro, saludable y provechoso de las tecnologías digitales en línea.
Todos, tanto los gobernantes y los adultos responsables tenemos mucha tarea con los niños digitales en cuanto al acompañamiento, protección y respeto de los derechos de las niñas y niños en las redes, también en su formación y sus alfabetiizaciones adecuadas a estos contextos digitales.
El tema da para mucho más y excede la longitud recomendada para un articulo de blog. Para seguir reflexionando y buscando nuevas preguntas para investigar, les dejo esta infografía que elaboré hace un tiempo, pero que sigue estando vigente:
